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UNA GRAN FAMILIA EN ACOGIDA

Espacio misionero diocesano de la Iglesia católica de Cádiz y Ceuta

UNA GRAN FAMILIA EN ACOGIDA

Participantes de OMP España con la Cruz del Jubileo

Hemos vivido un enorme fin de semana de una gran familia en acogida

Cuaderno de Bitácora:

Comenzamos nuestra andanza misionera en este mes de octubre como no podía ser de otra forma con nuestra patrona, santa Teresita de Lisieux, la cual tuvimos la gran alegría de celebrar tanto con las hermanas carmelitas de Cádiz, que tuvieron unas conferencias y triduo sobre la doctora de la Iglesia, como con las carmelitas de san Fernando, junto a la hermana Cristina, en nuestras vísperas misioneras de cada mes.

Así, como cada mes, nos sentíamos acogidos dentro de la gran familia diocesana que trabajamos en misiones, con la sensación de sentirnos también enviados y arropados por todos ellos para ganar el jubileo romano, por todos los misioneros y misioneros de nuestra diócesis.

Santa Teresita, nos encendió el corazón para experimentar como en el cuerpo de nuestra madre la Iglesia el amor es el que da vida a todos los miembros.

UNA GRAN FAMILIA EN ACOGIDA, familia javeriana

Y así, el jueves 2 de octubre santos ángeles de la guarda, nos pusimos rumbo a los madriles, donde los hijos del otro santo patrón de las misiones, nos hicieron de custodios y de hospederos.

En efecto, los misioneros javerianos, con su característica alegría y sencillez, nos arroparon de cariño, improvisando una pequeña fiesta a nuestra llegada a su casa. Pero esta no fue la única experiencia de la gran familia que es la Iglesia de este día.

Acompañamos al misionero javeriano Juan Antonio, a celebrar la misa en la casa madre de las carmelitas vedrunas. Así, con el recuerdo todavía fresco de la santa francesa, celebramos lo más grande que nos une, que es la Eucaristía, con todas esas carmelitas misioneras que han gastado y desgastado su vida al servicio de los más pobres. Cuántos abrazos y recuerdos contenidos, en las hermanas que habían pasado por nuestra diócesis, y que también depositaron en nuestra mochila, sus mejores deseos para que les ganásemos también a ellas las gracias del año santo.

Terminamos, este gran día con la ilusión de descubrir qué nos tenía preparado el Señor, si mucho era lo que nos había dado ya hasta ahora.

«Nuestros pies estuvieron dentro de tus puertas»

Viernes 3 de octubre, nos despertamos con tiempo suficiente para hacer desde Carabanchel hasta el aeropuerto el trayecto en tres líneas de metro, que se acompasaron a nuestras llegadas, como si la providencia nos dijera: “No temáis yo estoy con vosotros”.

Y tras la alegría de encontrarnos con todo el grupo de Obras Misionales Pontificias (OMP) que viajábamos a Roma, comenzamos nuestro periplo a las tierras italianas. Con nosotros viajaban dos obispos, don Joseba Segura, obispo de Bilbao y presidente de la Comisión Episcopal de Misiones (CEM), y don Arturo J. García, obispo auxiliar de Valencia, miembro de la CEM, con tanta familiaridad, como el Concilio Vaticano II cuando habla de la mesa de la comunión de carismas y ministerios.

Fue, precisamente, Monseñor Arturo J. quién a nuestra llegada a la casa de “MATER ECLESSIA” celebró la Eucaristía, destacando en san Francisco de Borja, su espíritu y deseo misionero, al impulsar en la Compañía de Jesús las misiones en América y Asia sobre todo. Pudimos ver, en su homilía, como el Señor nos iba a abrir los ojos al celo misionero y apostólico de tantos santos, que han contribuido a formar esta gran familia que es la Iglesia. El resto del día lo tuvimos libre, para prepararnos a todo lo que venía ese fin de semana.

No quiero hacer una mención de todo lo que hicimos en el jubileo, porque entre lo común y lo personal no terminaríamos nunca. Pero sí quiero resaltar, y es lo que estoy intentando hasta ahora, como nuestra Iglesia ha encarnado a Jesús, el único y eterno misionero, en tantos hombres y mujeres que acogen no sólo con sus actos, sino sobre todo con sus personas. Y esto se podía apreciar palpablemente en las hermanas teatinas, que nos acogieron en su casa estos días.

Jubileo de los Migrantes y de los Misioneros

El 4 de octubre, san Francisco de Asís, patrón de Italia, el papa León, nos presentó precisamente a su compañera Clara de Asís, en la catequesis, como modelo de misionero, no que espera estáticamente (como muchos pudieran pensar de la vida contemplativa), sino que es esperanza, precisamente porque elige, y elige no cualquier cosa, sino el Evangelio, y a Cristo en él, aceptando inculturizar la Palabra de Dios, en cada persona que se encuentra con el amor de Dios, que arde en nuestros corazones. Tal como se intuye de la “exhortación apostólica”, que el papa León firmó en ese mismo día de gracia, recogiendo las últimas reflexiones del papa Francisco, y haciéndolas suyas.

Jubileo, pasando la puerta santa

Por la tarde, hicimos nuestra peregrinación y ganamos nuestro jubileo; y tras ello, la experiencia de la multiculturalidad, en una fiesta de los pueblos, intercaladas con las conferencias magistrales en la Pontificia Universidad Urbaniana, nos hicieron pregustar la riqueza, la esperanza y la alegría de los pueblos en una misma fe. La cual tuvo su colofón en la misa del seminario de “Propaganda Fidei”, donde Monseñor Joseba, nos habló de la misión que no habla desde las grandes pensamientos teológicos, sino desde las teologías de vida, poniendo como ejemplos a santa Teresita de Lisieux y a san Francisco de Asís, quienes a pesar de su juventud supieron interpretar y hacer vida el Evangelio sin glosa.

Rezo del Santo Rosario Misionero

Terminamos este día rezando el rosario en la plaza de san Pedro, junto al icono de la Virgen “Mater Ecclesiae”, donde todos los hijos de María, y hermanos de Jesús, el Señor, formábamos un manto de pequeñas estrellas, que intentan iluminar este mundo, al igual que los que ya no están con nosotros iluminan con sus velas, el Reino de Dios, en el eterno rosario de alabanza que es el cielo.

Santo Rosario misionero con Mater Ecclesiae

Domingo de Jubileo

Papa León XIV en el Jubileo misionero

Y, por fin, llegamos al Domingo, 5 de octubre, donde el papa León, recordando a los papas Francisco, Benedicto XVI y Pablo VI, en la santa Misa y Ángelus, nos invitaba a repensar nuestra labor misionera, recordándonos en este jubileo de los misioneros y los migrantes, que “los cristianos somos misioneros por nuestro bautismo, y migrantes que caminan hacia el cielo por nuestra esperanza”. Así, uniendo la cabeza de la Iglesia, por el magisterio de sus predecesores con los últimos de nuestra sociedad, el papa León nos recordó que todos somos uno en la fe, todos somos hijos de Dios, y por tanto, todos somos una “gran familia en acogida”, la gran familia de los hijos de Dios que es la Iglesia.

Perdonarme por extenderme tanto, pero me es casi imposible resumirme más en tantas gracias con las que el Señor se ha volcado con nosotros, pero ya estoy terminando.

Si al acabar de leer estas líneas, has podido experimentar la comunión de los santos, no sólo los que ya están canonizados, sino como decía san Pablo, también de los caminan en cada una de las Iglesias, habrán valido la pena tantas parrafadas.

Nuestra peregrinación concluyó, el domingo por la noche cuando llegamos a un Madrid que comenzaba a dormir, ya en las primeras horas de un lunes. Pero nuestra misión no terminó ahí…

Volver al hogar

Capilla de los Misioneros Javerianos

El lunes 6 de octubre fiesta de san Bruno, el Señor nos volvió a regalar una experiencia misionera, junto a nuestros santos patrones. Por un lado, Pepe y yo, pudimos compartir la oración de la mañana, y la Eucaristía con nuestros hermanos javerianos, con un evangelio tan apostólico y misionero como es el «Buen Samaritano”. Y después de haber compartido experiencias y abrazos, con unos hermanos que esperaban ansiosos nuestro regreso, terminamos acercándonos a visitar a una voluntaria misionera que lo fue durante muchos años de nuestra delegación, y que hoy es “misionera” con todas sus letras, desde la clausura de la “Madre Maravillas” en el centro de Madrid, bajo la atenta mirada de un cuadro de santa Teresita del niño Jesús que nos contemplaba. Muchas gracias Elena, porque tu acogida y tu sonrisa, han sido el mejor recuerdo misionero, que el dinero no puede comprar en un viaje así.

En la puerta del Monasterio de las Hermanas Descalzas en Madrid

Continúa el Mes Misionero…

Ahora que ya hemos llegado a nuestras casas, el mes misionero continúa, y ya mañana será otro día…

Pbro. Pedro Pablo, Consiliario de Misiones en la diócesis de Cádiz y Ceuta

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