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Mes de octubre, tiempo de las misiones

Espacio misionero diocesano de la Iglesia católica de Cádiz y Ceuta

Mes de octubre, tiempo de las misiones

DOMUND 2022

Monseñor Rafael Zornoza Boy, Obispo de Cádiz y Ceuta (España)

El mes de octubre está considerado como el tiempo de las misiones, sobre todo porque en él celebramos el día del Domund, de tanto arraigo en la vida de la Iglesia, que tiene lugar más adelante. Pero, más allá de esta campaña, las misiones de la Iglesia, es decir, la missio ad gentes, nos recuerda, sobre todo, que la Iglesia es misionera, algo que está siempre presente en nuestro tiempo con la llamada a evangelizar.

La Evangelización, o la misión ad gentes es el modelo de la acción pastoral ordinaria de toda la Iglesia (Cf. Evangelii Gaudium, 15), lo que debemos procurar en todas nuestras actividades apostólicas, y representa lo que el Papa Francisco nos pide que pongamos en el centro de la misma Iglesia, transformándolo en criterio para medir la eficacia de las estructuras, los resultados, los objetivos que ahora a comienzo de curso nos marcamos.

Se trata de “poner la misión de Jesús en el corazón de la misma Iglesia, de cada comunidad, de cada parroquia, y que este sea el criterio para medir la eficacia de nuestros trabajos, estructuras y servicios, dirigidos siempre a suscitar la fe, en el seguimiento de Cristo. Esto suscita la alegría de creer, y ha de partir del gozo de ser creyente.«

Sin duda la iglesia encuentra muchos desafíos para anunciar el Evangelio, pero solamente podrá afrontarlos si vive estas dimensiones:

  • El encuentro personal con Jesucristo vivo en la Iglesia: por lo que tan importante fomentar y vivir la Eucaristía, la escucha de la Palabra de Dios, la oración personal y comunitaria.
  • El testimonio: son insustituibles los santos, el ejemplo de los mártires de la misión y de los confesores de la fe, que son expresión de la Iglesia repartida por el mundo, pero que también se dan entre nosotros y son nuestro ejemplo.
  • Hay que fomentar una profundización en la fe que nos haga crecer, para no quedarnos en una fe infantil y sin capacidad de razonar o responder a los retos de un mundo secularizado. Esto exige formación bíblica, catequética, espiritual y teológica, hoy a nuestro alcance a través de las Escuelas Diocesanas de formación para laicos y otros recursos.
  • La vivencia de la caridad, que es siempre evangelizadora, testimonial y misionera.

En suma, hay que difundir el evangelio y la caridad de Cristo, pero ha de hacerse con santidad de vida y con buenas obras.  Esto responde a la perenne invitación de Jesús: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda criatura» (Mc 16,15). Cumplir con este mandato del Señor no es algo secundario para la Iglesia; es una «tarea ineludible», como recordó el Concilio Vaticano ll, ya que la Iglesia es “misionera por su propia naturaleza”. “Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y la vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar”. Para responder a esa identidad y proclamar que Jesús murió en la cruz y resucitó por todos, que es el Salvador viviente y la Misericordia que salva, “la Iglesia —afirma el Concilio— debe caminar, por moción del Espíritu Santo, por el mismo camino que Cristo siguió, es decir, por el camino de la pobreza, de la obediencia, del servicio y de la inmolación de si mismo, para que pueda transmitir realmente al Señor, modelo de esta humanidad renovada, llena de amor fraterno, de sinceridad y de espíritu pacifico a la que todos aspiran” (Concilio Vaticano II, Decreto Ad Gentes, 8).

Os animo a todos a participar de la vida pastoral de vuestra parroquia o comunidad cristiana en la que podáis integraros para vivir la fe fortalecidos por la oración, la fraternidad, la caridad, impulsando así una misión compartida que llegue a cuantos nos rodean. Cristo sigue llamando a todos y ofreciéndoles la auténtica respuesta a sus interrogantes y deseos de bien y de eternidad. El Señor, en nosotros, hace una nueva humanidad a su imagen y renueva el mundo.

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