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Misioneros diocesanos: Daniel, Mamen e hijos.

Espacio misionero diocesano de la Iglesia católica de Cádiz y Ceuta

Misioneros diocesanos: Daniel, Mamen e hijos.

Familia misionera "ad gentes".
Familia misionera "ad gentes".

Matrimonio del Camino Neocatecumenal en Francia

Matrimonio del Camino Neocatecumenal enviados a la misión «ad gentes», a Francia.

Hemos pedido a nuestros misioneros de la diócesis, con motivo del Mes Misionero Extraordinario, compartan con nosotros su misión. Esto nos llega del matrimonio de Daniel y Mamen de San Fernando que viven su misión en Francia.

«Somos Mamen y Daniel, y Antonio, Agustín, Pilar, Luis y Andrés. Fuimos enviados por S.S. el Papa Francisco en Marzo 2015, y partimos a la misión el verano de ese mismo año, para comenzar la vida en un pueblo en el Este de Francia llamado Lons le Saunier, en la región del Franco Condado. 

Formamos parte del Camino Neocatecumental y pertenecemos a la quinta comunidad de San Pedro y San Pablo de San Fernando.       

  Daniel era maestro de primaria en el colegio Salesiano de Cádiz y yo, Mamen, era funcionaria interina del ministerio de Justicia en el cuerpo de gestores. Teníamos tres hijos cuando nos dirigimos a tierras francesas, ya que los dos pequeños han nacido aquí, en Lons le Saunier.    

  Parece ilógico ir a evangelizar a un país de Europa con tanta importancia en la fe católica como ha tenido Francia. Lo podemos llamar la nueva evangelización o la re-evangelización de Europa completamente secularizada donde lo que cuenta son los «valores de la República» , dónde la gente a penas conoce a Dios y mucho menos a Jesucristo.

Porque el problema del hombre no son la falta de valores, o el compromiso social o global, o la injusticia social, el trabajo, el paro laboral, muchos o pocos hijos o ser alguien en la vida, tener éxito, hacer muchas cosas para sentirnos comprometidos con alguna causa. El problema del hombre es mucho más profundo, está en su corazón : es la necesidad de darle respuesta o sentido a la vida. Y es que es en Jesucristo dónde está la fuente de vida, es el único que puede saciar esta ansia de sentirse amado. Y es cuando tenemos este Amor que nuestra vida es plena. Y Dios está ahí esperando, deseando darnos este amor como un padre o una madre que espera que su hijo le pida algo para complacerlo y que sea feliz.

Solo hay que pedirlo.

         Aquí vivimos como una missio ad gentes, lo que quiere decir que hablamos de Jesucristo a todo el que nunca ha oído hablar de Él, ni del cielo, ni de la resurrección. Damos nuestro testimonio cada vez que podemos, en cualquier parte, a cualquier hora, sin motivo previo o excusa para hablar de que «cuando invocamos el nombre de Cristo» viene en nuestra ayuda y nos sostiene. Y creemos que la mayor parte de las veces no es necesario ni hablar simplemente que vean la obra de Dios en nosotros. Aceptando con alegría la enfermedad; saliendo a pasear con los niños y que no nos volvemos locos; que al dinero le damos la importancia que tiene y no más viviendo muchas veces en la precariedad o el desprendimiento.

En estos 4 años de misión lo más importante es la paz y la alegría que el Señor nos ha concedido frente a la enfermedad, a la soledad, a la lengua y a la precariedad laboral,… vemos la necesidad de buscar a Dios todos los días, de cómo se nos confirma la vocación de estar al servicio del Señor, que al final, es para lo que hemos sido llamados, para hacer su voluntad, para que la gente pueda ver que con el Señor se puede aceptar el sufrimiento, que en nuestras fuerzas no conseguimos nada ,y para amar al otro tal y como es, ya que la voluntad de Dios es la más perfecta realización de nuestra vida.

El Señor quiere que seamos felices, que estemos contentos aquí en Lons le Saunier, o en San Fernando, o donde él nos diga que vayamos. Porque cuando el Señor nos llama, ni la vejez, ni la enfermedad, ni el trabajo o cualquier otro impedimento son una excusa para decirle que sí al Señor, y darle a Él nuestra disponibilidad en la medida que Dios nos inspire o nos muestre con los acontecimientos.

Solo dos cosas para despedirnos: venid a visitarnos cuando queráis nuestra casa está siempre abierta (solo tenéis que pedir nuestro contacto) y rezad -si tenéis tiempo- un Ave María por nosotros.

Os enviamos un fuerte abrazo.»

#MesMisioneroExtraordinario

 

Una respuesta

  1. Juan Manuel Zapata Leal dice:

    Bendito sea Dios que os escogió. Y benditos seáis vosotros en Él por vuestra generosidad.
    Rezamos diariamente por vosotros.

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