Los misioneros: «Trabajadores incansables y luchan realmente por la población».
La única ayuda que llega al Chad es la de los misioneros, asegura el médico Pablo Bohórquez

Se trata de una asociación sin ánimo de lucro, dedicada a promover programas de desarrollo en zonas de pobreza extrema. Bohórquez, que lleva más de 20 años colaborando en programas de desarrollo, asegura que sus viajes al Chad, el segundo país más pobre del mundo, le han hecho “una cura de humildad”. “Soy médico -explica- y estar enfermo durante dos meses tras uno de mis viajes al Chad me hizo darme cuenta de aquello con lo que ellos conviven todos los días. Una picadura de mosquito, o de una garrapata, puede cambiarte la vida, o llevarte a la muerte”.
En el Diario de la misión humanitaria de Deporte y Arte Solidario que publicaba Pablo Bohórquez en el Blog de la organización, en enero de 2013, ya recogía su admiración por los misioneros: “Esta tarde vamos a Doba, donde queremos visitar el centro de minusválidos de los misioneros. Y si es posible hablar con el obispo. Al que después de haber sido expulsado por pedir que se repartiera algo de los beneficios del petróleo con la población, nos lo encontramos en el avión en el que llegamos al Chad. El obispo es un misionero que lleva 30 años en el Chad, al igual que el de Lai. Son trabajadores incansables y luchan realmente por la población. Recorren continuamente sus extensísimas diócesis para conocer las necesidad de las personas o para socorrerlas”.