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Carta de misionera: Hna. Mª del Carmen Ocón (Dar es Salaam

Espacio misionero diocesano de la Iglesia católica de Cádiz y Ceuta

Carta de misionera: Hna. Mª del Carmen Ocón (Dar es Salaam

Nos escribe Hermana Mari Carmen Ocón, desde Dar es Salaam.
¡Hola!: ¿Qué tal? Hace muchos meses que no me siento a compartirte parte de mi caminar por estas tierras y ha habido varios motivos para ello.

Tras haber pasado una terrible época debido a la malaria persistente, que hasta el tercer tratamiento la ha tenido muy fastidiada.
Desde mi última carta navideña hasta primeros de Marzo todo continuó bien, como ya iba informando. Dos días después de mi cumpleaños, por cierto que ya me llegaron los 40, parecía que mi cuerpo reaccionaba a tal número y de repente empecé con síntomas de algo que por desgracia ya me es conocido, malaria. Fui al dispensario local y efectivamente se trataba de eso. Tres días de medicación y la reacción fue como de costumbre rápida. Durante diez días estuve bien, funcionando con normalidad y de pronto nuevamente los mismos síntomas. Vuelta a hacer el test y el resultado que aún quedaban parásitos en el cuerpo. ¡Un nuevo tratamiento! Esta vez con bastante fiebre y muchos dolores musculares. ¡Ha sido la primera y única vez que he usado no sólo una sino dos mantas a la vez desde que estoy aquí! La cosa fue que terminé el segundo tratamiento y no parecía reaccionar. Fuimos a un hospital más grande y allí me hicieron varios exámenes y la alarma saltó, pues tenía los glóbulos blancos muy, muy bajos. ¿A qué se debía? ¡Todo tipo de posibilidades y la necesidad de seguir investigando….

Entrabamos ya en la Semana Santa y el día 8 de Abril yo tenía que ir a Nairobi-Kenia, para un encuentro de nuestra región. Al informar a las hermanas de allí, me propusieron adelantar el viaje y hacer allí las demás pruebas.

El Viernes Santo, pude viajar, pero la cosa no seguía muy bien, y se encontró que aún seguía teniendo parásitos de la malaria y que había algún virus o bacteria que me rondaba. En fin, que más medicamentos y a esperar alguna reacción positiva. Al final todo llega y a la tercera fue la vencida. ¡Y aunque un poco delgaducha y con pocas fuerzas conseguí empezar y terminar la reunión para la que había hecho el viaje! Ya se sabe eso de “Bicho malo…”

Bueno yo te cuento mi historia, pero a la mía podría añadir la de tantísima gente a mí alrededor que ha pasado en estos dos últimos meses de la estación de lluvias por la misma realidad. Al parecer ha habido y aún persiste una nueva línea de malaria que se muestra muy resistente a los medicamentos habituales y hay que recurrir a lo que más se teme en estos casos a los más cercanos a la propia quinina. Se teme por sus efectos secundarios.

Seguramente difícil de comprender pero los negocios en África a costa de las vidas humanas, sobre todo, africanas, no coartan las miras de ingresar beneficios a expensas de los más empobrecidos.
¡Y es que con las lluvias los mosquitos acampan a nuestro alrededor a sus anchas! Desgraciadamente se sigue promoviendo mucha mosquitera, la última moda es la de fabricación japonesa y sus imitaciones, con medicación incluida, pero claro esto es puro negocio, porque te ayuda a prevenir sólo por la noche, el resto del tiempo se queda a merced del mosquito. La gran ayuda sería la fumigación masiva o la tan esperada vacuna, que nunca llega. ¡Pero como, estos son sólo problemas de los países pobres y de sus habitantes, a quién más puede interesar sino es para los que ven en ello una fuente lucrativa! Laboratorios, industria farmacéutica, y los espabilados de turno…. Así son las cosas por el momento.

Pero afortunadamente ya repuesta nos comenta como va la cosa por la misión. ¡¡Y en la misión hay tanto que hacer!! Después de toda la odisea, regresé a Dar el día 21 de Abril y desde entonces he estado bastante ocupada, ya que tenía que ponerme al día con el trabajo atrasado. Encima las dos voluntarias alemanas estaban de vacaciones y tuve que hacer una suplencia de clases de inglés en el centro Kizito (el proyecto de niños huérfanos). Aunque también disfruté mucho, pues ello me permitió relacionarme con los chavales en otro contexto.

Este año hemos tenido una enorme afluencia de chicas y casi todas musulmanas, como la mayoría del grupo. Es un dato muy interesante, porque aunque estamos rodeados de musulmanes, el proyecto está dentro del recinto parroquial, lo que quiere decir que por el trabajo de los dos años anteriores se va corriendo la voz y la gente confía en la labor que hacemos y en cómo lo hacemos.

Los estudiantes del año pasado que están cursando estudios secundarios o profesionales están muy contentos y han obtenido muy buenos resultados en los primeros exámenes. Vienen casi todos los días por aquí para estudiar en la biblioteca. ¡Da gusto ver cómo han pasado a otra etapa de sus vidas!

En el Centro Salome las cosas también funcionan muy bien, las chicas y mujeres del curso de costura progresan, los cursos de inglés para adultos siguen adelante y los/as estudiantes de alfabetización ya hacen maravillas con el lápiz en sólo seis meses de curso.

En la guardería ya tenemos unos 35 diablillos, los cuales a veces te los comerías a besos y otras después de pasar una hora con todos ellos te los “tragarías” para quitártelos de en medio.

Y así van las cosas en general, las actividades marchan, el ambiente y las relaciones entre todo el equipo de compañeras, compañeros sacerdotes, voluntarias, trabajadores locales es muy agradable y nos ayudamos mutuamente, con lo cual todo se hace mucho más fácil.

Ya sabes que desde la distancia y a veces desde el silencio más prolongado que lo que desearía, te sigo recordando y manteniendo presente.

Un fuerte abrazo y muchos besos: Mª Carmen Ocón

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